Cassandra Torres

Creatividad a raudales y looks radicales. Éste es el combo perfecto que desprenden los trabajos de Cassandra Torres y que nos tiene enamoradas.

Con 17 años de experiencia a sus espaldas, esta madrileña ha conseguido que sus trabajos tengan un sello de identidad propio. Cassandra trabaja como freelance, algo que probó en Londres y que, aunque en España no es muy común, le permite tener más control sobre su tiempo y además compartir espacio con diferentes compañeros.

Cuando ves un trabajo suyo puedes palpar la técnica y el gusto con el que trabaja, por eso sus clientes la siguen allá donde va. Como ella dice, «hay que hacer todo con amor». ¡Sigue leyendo para conocerla más!

Háblanos de lo que significa para ti ser peluquera. ¿Con cuántos años supiste que querías dedicarte al mundo de la imagen personal? ¿Cómo fueron tus inicios?

Supe que quería ser peluquera a los 15, realmente de pequeña quería ser mecánica y mi madre me llevó a que los chicos del taller al que siempre íbamos me quitaran la idea.

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Siempre me aconsejaron hacer bachiller pero yo supliqué que no, porque ya sabía lo que quería hacer. Mi madre siempre me apoyó, y me apunté a una academia en Carabanchel, donde me enseñaban a hacer mechas con gorro y mordientes con agua oxigenada (ya me entendéis). Al mes empecé de aprendiz en un salón donde conocí a mi compañera Paloma, que fue la que me guió hasta la academia Rizos. Trabajé en la empresa a la par de la escuela, y al poco tiempo fui a Londres donde trabajé en nuestro sector.

¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo?

Realmente desde el primer contacto con la clienta entro en un clímax de confort y al mismo tiempo de adrenalina, que me hace estar segura y nerviosa a la vez. En ese estado, es donde más creatividad tengo y fluyo. Al acabar y ver el resultado de ella/él, es cuando termina el ciclo que realmente me apasiona.

En 2016 te alzaste con el primer puesto a nivel nacional en la competición Color Zoom de Goldwell, lo que te dio la oportunidad de competir en Estocolmo con todos los número 1 del mundo. ¿Cómo viviste aquella experiencia?

Bueno, fue una experiencia muy divertida. No me espraba quedar finalista en España y el viaje a la final en Estocolmo fue brutal por la mezcla de sensaciones, todas buenas. No podía haber ido mejor acompañada, la modelo era mi mejor amiga, y además me sentí muy arropada por estar con todos los chicos de la firma.

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Pasé nervios, pero todo quedó en un buen momento. Por otro lado, desde que me enteré, tenía muchísimas ganas de compartir experiencias con peluqueros de todo el mundo, con los cuales a día de hoy sigo teniendo contacto.

Trabajas como freelance. En otros países es muy habitual alquilar un tocador en un salón de belleza, pero aquí todavía es una práctica poco extendida. ¿Qué puntos positivos le encuentras a ser freelance?

Sí, el ser freelance aquí no es muy habitual. En Londres yo trabajaba de esta manera, pero en vez de alquilar un tocador iba a porcentaje. Realmente la mayoría de los puntos que veo son positivos: me gestiono mi tiempo, mi dinero… Al ser mamá se me hace más sencillo el día a día, trabajo con los productos que quiero y además al alquilar un tocador en un salón ajeno tengo compañeros y no me siento sola a la hora de trabajar. Me gusta compartir nuestras aptitudes.

¿Es difícil encontrar salones en los que encajar?

Lo de encajar o no en un salón creo que depende de como seas. La conciencia es la misma que cuando trabajas con un empleado, y hoy en día la mayoría de salones están dispuestos a alquilar un tocador, son tiempos difíciles.

¿Qué consejos le darías al profesional que quiere trabajar de freelance?

Mi consejo principal es que no tengan miedo a embarcarse en esta aventura. No es llegar y besar el santo, se necesita perseverancia y constancia. No hay nada que perder, siempre puedes cambiar de opinión.

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En realidad se vive mucho mejor, los clientes al final te siguen y simplemente es cuestión de organizarse. Sobre todo hay que estar seguro de uno mismo y hacer todo con amor.

Tu feed de Instagram es fuente de inspiración tanto para coloristas como para especialistas en corte. ¿Con qué disfrutas más? ¿Por qué?

Siempre disfruto haciendo el servicio completo, nunca estructuro un color sin pensar en el corte o viceversa. Pero si tengo que ser honesta, me fascina el corte, porque según cómo lo elabores, el cabello fluye y casa con la forma craneal de cada uno. Disfruto mucho de este proceso.

Tus diseños en cabezas rapadas son impresionantes, creas verdaderas obras de arte combinando mezclas de colores imposibles y hair tattoos, ¿en qué te inspiras para crear tus diseños?

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Mi inspiración parte de la base de que ciertos “tocs” que tengo no me permiten visualizar trabajos muy desordenados ( aunque yo lo sea). Así que siempre busco una armonía dentro de la paleta de colores, ciertas simetrías y líneas rectas. Si lo pienso bien, la mayor inspiración me llega del arte, porque soy una loca de ello. Pero hasta que no tengo el cabello delante no pienso.

¿Tus clientes suelen dejarte libertad a la hora crear?

Ciertos clientes me vienen con ideas fijas, y depende del diagnóstico que elaboro siempre se fían de mi criterio. Gran parte de ellos me dejan fluir porque les atrae mi manera de trabajar y se dejan aconsejar. Sin embargo, otros siempre me dicen que les encantaría ponerse totalmente en mis manos pero desgraciadamente, hoy en día hay trabajos en los que aún te juzgan por tu aspecto.

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Con la situación tan difícil que estamos viviendo ¿Cómo te planteas este año? ¿Algún proyecto en mente?

Es cierto que toda esta situación para mí ha sido un avance tanto personal como profesional. Este 2021 lo he cogido con muchas ganas, estoy muy motivada.

A pesar de los momentos tan difíciles que estamos viviendo y teniendo en cuenta que mi día a día es un caos ya de por sí, siempre me nutro de las cosas positivas que me hagan progresar en todos los aspectos.

Este año me gustaría romper el hielo con las formaciones ya que soy una persona algo introvertida en público, y espero acabarlo con un espacio propio.. cruzo los dedos.