Cómo elegir el champú que mejor se adapta a tus necesidades

Elegir un nuevo champú puede convertirse en una tarea frustrante. Con todas las opciones que existen en el mercado y el hecho de que nuestro cabello tiene más de una y de dos necesidades, resulta difícil escoger el más adecuado.

Puedes tener un cuero cabelludo graso pero que tu cabello sea seco. Puedes sufrir de caída capilar y que tu cabello sea muy encrespado. O un cuero cabelludo muy seco y cabello frágil por las mechas.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que, lo que necesita nuestro cuero cabelludo no siempre es lo que necesita nuestra melena. Entonces, ¿a qué debemos dar prioridad a la hora de elegir un nuevo champú? Sin duda, lo más importante cuando elegimos un champú es el estado de nuestro cuero cabelludo, aunque no debemos olvidarnos del tipo de cabello (fino, grueso, rizado..) y los trabajos técnicos a los que lo sometemos (decoloración, mechas, alisado..). Nuestro cuero cabelludo puede ser graso, seco, normal.. y puede presentar afecciones como problemas de caída, caspa..etc. Aspectos que también podemos tratar con el champú adecuado.

Si tenemos caspa o problemas de caída, ésa será nuestra prioridad a tratar. Muchas veces son problemas puntuales que solucionamos con el tratamiento adecuado.

En caso de no tener afecciones de ese tipo, estudiaremos nuestro cuero cabelludo. Si es graso o seco, es lo que deberemos tratar con el champú. Trataremos con la mascarilla, acondicionador o productos de peinado los otros aspectos de nuestro cabello que queramos mejorar, como pueden ser el encrespamiento, el cabello quebradizo, o la falta de volumen.

Si tenemos la suerte de tener un cuero cabelludo normal, podemos elegir un champú específico para tratar un aspecto en concreto que nos preocupe: el rizo, el cabello fino, las mechas o el color.

CUERO CABELLUDO GRASO

Nuestro cuero cabelludo es graso cuando nuestras glándulas sebáceas generan grasa de forma excesiva, apelmazando y ensuciando nuestra raíz más rápido de lo normal. Puede que nuestro cuero cabelludo sea graso por naturaleza, y en ese caso debemos cuidarlo de forma continuada con productos específicos; o puede que seamos nosotras las que estemos provocando que nuestras glándulas sebáceas trabajen a un mayor ritmo, ya bien sea utilizando productos inadecuados, lavando nuestro cabello más de lo necesario, no lavándolo correctamente… Si este es tu caso, es mucho más fácil de solucionar.

Para el cuidado de un cuero cabelludo graso debemos elegir un champú suave, que lo limpie sin irritarlo: cuanto más lo lavemos, más suave debe ser. A la hora de elegir un champú para combatir la grasa fíjate en que contenga principios activos astringentes, que ayudan a regular el exceso de sebo absorbiéndolo, y purifican y revitalizan el cuero cabelludo. Los más comunes son: la arcilla verde, aceite esencial de árbol de té, la salvia, el extracto de Hammamelis o la ortiga verde.

CUERO CABELLUDO SECO

Tener un cuero cabelludo seco tiene un punto positivo, y es que se engrasa muy poco, con lo que nos permite lavarnos el cabello cada 5 o 6 días. Recién lavado no tiene brillo y se ve opaco, y es propenso a tener descamación. Como las glándulas sebáceas no generan los lípidos necesarios, el cabello crece sin suficiente lubricación, lo que lo hace menos elástico y por consiguiente, más propenso a la rotura.

Los principio activos que nos van a ayudar a aportar nutrición e hidratación al cabello y al cuero cabelludo son: aceites naturales como el de coco, argán, oliva, aguacate o almendra; vitamina E y pro-vitamina B5, y proteínas de la leche.

CAÍDA CAPILAR

Uno de los problemas capilares que más preocupa es la caída capilar. Las causas que la provocan son muy diversas, y pueden ser internas o externas: el estrés, la ansiedad, desarreglos hormonales, falta de hierro o cambios en la dieta suelen ser los más habituales. Es primordial detectar qué es lo que causa la caída, para solucionar el problema de raíz.

Los champús anticaída reparan y refortalecen el bulbo piloso, y activan el crecimiento capilar, siempre que se combinen con un tratamiento anticaída adecuado. Entre los principios activos más utilizados, encontramos el gingko biloba, que frena la caída y reactiva el riego sanguíneo.

ANTICASPA

Otro de los problemas más habituales es la caspa. Hay que diferenciarla de la descamación, ya que son dos cosas totalmente diferentes. La caspa se identifica por sus escamas más bien grandes, blancas o amarillas y de textura grasa. La descamación, en cambio, son pequeñas escamas blancas o semitransparentes y secas, y es la consecuencia del proceso de renovación de las células de nuestro cuero cabelludo. Si tenemos un cuero cabelludo seco tendremos más descamación, que puede ir acompañada de picores e irritación.

Aunque la descamación no presenta mayores problemas, tenemos que tener cuidado de que no sea excesiva, ya que puede obstruir el folículo piloso y debilitar el cabello. Podemos ayudar aportando hidratación y con un cepillado diario, que ayuda a desprender las escamas y a activar el riego sanguíneo del cuero cabelludo.

La caspa necesita de un tratamiento más concreto, y es más difícil de eliminar, imposible en ciertos casos. Puede ser provocada por un hongo, por desequilibrios hormonales, por estrés o ansiedad, o ser genética. Es conveniente exfoliar el cuero cabelludo de vez en cuando, y elegir un champú que contenga piritionato de zinc, urea, disulfuro de selenio, aceite de salvia o hidrolato de romero entre otros.

CABELLO FINO Y SIN VOLÚMEN, RIZADO Y ENCRESPADO

Si nuestro cuero cabelludo es normal, es decir, ni seco ni graso, y no tenemos problemas importantes como puede ser la caída capilar, podemos tratar otros aspectos como el cabello fino o el encrespamiento.

Normalmente los cabellos finos son más frágiles, y aunque no siempre es así, son melenas con poco volúmen. Es recomendable evitar en lo posible los productos demasiado nutritivos e hidratantes, ya que apelmazan el cabello. En cuanto al peinado, el uso de planchas debe ser limitado y siempre con mucho cuidado de no sobrepasar los 180ºC. En la composición del producto, busca hidrolizado de proteínas de trigo o el aceite esencial de lemongrass, y muy importante, que no contengan sulfatos ni siliconas.

Si tienes el cabello rizado seguro que te preocupa el encrespamiento y la deshidratación. Es conveniente espaciar los lavados al máximo, para no deshidratar más el cabello. El hidrolizado de proteínas de trigo también va genial para los cabellos rizados, ya que ayuda a definir el rizo; la manteca de murumuru y de karité, o el aceite esencial de ylang ylang o de baobab serán tus aliados.

¿CADA CUÁNTO DEBEMOS CAMBIAR DE CHAMPÚ?

Una de las creencias más extendidas es que el cuero cabelludo se acostumbra al champú que estamos utilizando, con lo que es recomendable cambiarlo de vez en cuando. Es cierto que podemos notar que el champú que tanto nos gustaba, ya no funciona tan bien como antes. Pero no significa que nos hallamos acostumbrado a él, si no que nuestro cuero cabelludo pasa por diferentes estados, y debemos adaptar el champú a sus necesidades. Las exfoliaciones capilares cada tres o cuatro meses también ayudan a que nuestro cuero cabelludo se oxigene y no se sature, y así nuestro champú funcionará mejor.

¡Esperamos que os haya gustado! ¡Os leemos en comentarios!